Alejandro García Ingrisano

Opinión de literatura, política, cine, toros…

Archive for the ‘La Gaceta’ Category

Roumeli de Patrick Leigh Fermor en La Gaceta

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A mediados de la II Guerra Mundial, el ejército británico reclutó a un grupo de personas que debían permanecer de incógnito en Creta y organizar la resistencia contra los alemanes. Se trataba de aventureros e intelectuales que hablaban con fluidez el griego y sabían lo suficiente de las costumbres cretenses como para pasar desapercibidos. Uno de ellos fue Patrick Leigh Fermor.

Roumeli es uno de los muchos libros de viajes escritos por Leigh Fermor, quien con 18 años anduvo desde Holanda hasta Estambul y no paró, practicamente, hasta su muerte este año. Considerado el mejor escritor de viajes de su tiempo, o “un cruce entre Indiana Jones, James Bond y Graham Greene”, el británico participó en el asombroso secuestro del General Kreipe, comandante de Creta. Su estancia allí le dejó un recuerdo imborrable y un amor por la zona que se extendería a toda Grecia. Si en Mani, libro de la misma colección, Leigh Fermor nos guiaba por las montañas que fueron refugio de los espartanos tras su derrota ante Roma, en Roumeli viajamos por el norte del país.
Queda constatado en el texto la habilidad del autor para codearse con la misma facilidad con aristócratas británicos que con pastores griegos. Su erudición – especialmente en los campos de la historia, las costumbres locales y la filología – no le aleja de su entorno, sino que le integra con la gente que le rodea. Gracias a ella, el lector percibe los ambientes y los detalles de los viajes del escritor, disfrutando además de toda la fascinante información que maneja éste.
Si los vastos conocimientos de Leigh Fermor no nos distancian de la narración y del personaje, sino todo lo contrario, también su prosa es exquisita. Un monasterio es una “enorme florescencia gris azulada que emergía como una ballena tomando el sol”. Unas piedras aisladas se hinchan y se reúnen “como silentes tropas de mamuts que se hubieran detenido a meditar en los lindes de la tundra”. La expresiva prosa del británico evoca con toda claridad la zona de Roumeli. Llevándonos a través de sus tribus nómadas, sus monasterios, sus costumbres y sus pueblos, consigue exponer una visión total de una región tan ignota como interesante.
Merece una mención aparte la excelente labor de traducción de Dolores Payás, quien enfrentada a un autor de prosa barroca, vocabulario extenso y aliento largo, ha salido airosa. Su buen hacer garantiza que el texto de Leigh Fermor llegue al lector español manteniendo las esencias que lo convierten en una obra indispensable.

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enero 12, 2012 at 10:40 am

El camino de Roma de Hilaire Belloc – La Gaceta

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“Partiré de este lugar donde, por mis pecados, serví bajo las armas; haré a pie todo el camino y jamás utilizaré máquina alguna que ande sobre ruedas; dormiré al raso y recorreré treinta millas al día; oiré misa todas las mañanas y estaré en la Misa Mayor que se oficie en San Pedro el día de San Pedro y San Pablo”. Así comienza la peregrinación de Hilaire Belloc que le lleva desde la Alsacia hasta Roma. Por el camino, Belloc quebranta uno a uno todos sus votos, pero el lector de esta juguetona crónica sabrá perdonarle.
Es Belloc un peregrino abierto a las experiencias, enemigo de la queja y proclive a la conversación y al disfrute. Imposible no contagiarse de su entusiasmo por la arquitectura, la gastronomía y la naturaleza. El texto, como su nombre indica, sólo se centra en el camino, pero la diversidad de aventuras colmarán al lector que quiera compartir la hazaña de recorrer Europa a pie a principios del siglo XX.
Con un marcado estilo periodístico, El camino de Roma comparte vivencias de manera generosa: anécdotas, conversaciones y hasta dibujos. Así, nos formamos una idea clara de la arrolladora personalidad de Belloc, que incluso participa con un lector imaginario (aunque ligeramente irritante) en estrafalarias conversaciones que recuerdan más a Tristram Shandy que a los contenidos reportajes de un peregrino piadoso. Y es que Belloc es un caminante alegre, que vive los paisajes y las experiencias como un milagro y no como simple medio para alcanzar una meta. Disfruta y nos hace disfrutar con las cosas sencillas; con las vías y bosques que marcan su recorrido.
Éste combina momentos de placidez con otros de verdadero peligro, como en el fallido cruce de los Alpes. Belloc describe evocadoramente cada uno de estos instantes, y su natural curiosidad y tendencia a la charla con cualquiera que se le cruce en el camino nos acerca a sus vivencias y nos da la sensación, al llegar a Roma, de haber realizado con él la peregrinación.
La sencillez y la erudición de este volumen despertarán en quien no haya leído antes a Belloc el deseo de examinar su prosa más a fondo, y quien ya sea un habitual de su obra quedará satisfecho tras la exploración de este camino con un magnífico acompañante, que quebranta sus votos por causa de fuerza mayor pero cumple un objetivo más importante: avivar en sus lectores el fervor del peregrino.

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octubre 19, 2011 at 7:02 am

La herencia del pasado de Ricardo García Cárcel – La Gaceta

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Es significativa la cita con la que empieza La Herencia del Pasado. Se trata de un fragmento de A Sangre y Fuego, el imprescindible libro de Manuel Chaves Nogales que es una de las únicas pruebas de las que disponemos de que existe una tercera España. Y aunque Ricardo García Cárcel es crítico con este concepto, es gratificante encontrarse un libro de historia tan equilibrado, sin la acritud que se ha colado en las discusiones académicas y que cita sin excesos a Pío Moa, Tuñón de Lara, César Vidal o Paul Preston.

La Herencia del Pasado examina el concepto de memoria histórica a lo largo de toda la historia de España, enfrentando el oficialismo, de carácter patriota y épico, con el romanticismo del perdedor y la memoria centrada en el fracaso. Ambas tendencias han pervivido, de una u otra forma, en el análisis de la historia de España desde la romanización hasta la transición, con especial atención a las reinterpretaciones que se hacen hoy en día desde el poder del franquismo y la II República, que García Cárcel entiende como una injerencia sobre la labor historiográfica y que critica duramente.
El libro acude tanto a las fuentes para examinar la percepción de hechos históricos como a la memoria que subsiguientes analistas tienen de estos mismo hechos, ya sea por un sincero enfoque académico o por una lectura interesada que justifique visiones de conflictos contemporáneos. García Cárcel tiene la virtud no sólo de saber analizar con imparcialidad esta multitud de perspectivas, sino que además ofrece al lector una extraordinaria selección de fuentes.
Culmina La Herencia del Pasado una bibliografía que bien podría considerarse canónica de la historia de España, desde Juan de Mariana hasta nuestra época, y que incluye también ensayos no estrictamente históricos y hasta obras literarias. Las ausencias son inevitables, pero hay que resaltar la de la obra de Menéndez Pelayo, uno de los personajes más citados del libro pero cuya brillante obra no encuentra lugar en su bibliografía.
Estamos ante un texto que nos ayudará a poner en perspectiva problemas de la España contemporánea, ya que estamos en un país que ha vivido una sucesión de crisis que, como señala el autor, ni nos han destruido ni son exclusivas de la historia de España. Un libro que no por desapasionado deja de ser apasionante, a la vez que riguroso y sereno.

Economía básica para católicos, de Samuel Gregg – La Gaceta

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Samuel Gregg, experto en filosofía moral, ha escrito un libro para explicar los fundamentos de la economía a lectores no avezados, especialmente aquellos que buscan conciliar la preocupación por la justicia social con la vida en un sistema capitalista.

El libro consta de dos partes. En la primera, Gregg nos ofrece un ensayo sobre la historia de la economía; sus principales planteamientos y cómo han tratado esta disciplina distintos pensadores, especialmente cristianos. Dos ideas destacan de esta sección. Primero, que la solidaridad es una virtud que ha de ser practicada voluntariamente, producto de nuestro libre albedrío. No sorprende, pues, que la red social obligatoria sea fabricación de un país protestante, Alemania. Segunda es tratar la economía como una rama de la filosofía y no de las matemáticas. La economía, nos dice Gregg, puede y debe ser parte del pensamiento moral, y como tal, un católico no debe temerla sino comprenderla.

Contribuye a esta comprensión con la segunda parte del libro, una selección de textos de filósofos, eclesiásticos y economistas agrupados por temáticas; empezando por la propiedad, pasando por el comercio o los salarios y acabando con los impuestos, por aquello de que, junto con la muerte, son lo único inevitable en la vida. Esta selección, aunque incluye a todo tipo de autores desde Marx hasta von Mises, muestra claramente una tendencia libremercadista. Descubrirá el lector que la ausencia de tecnicismos y la elección autores preocupados por las esencias de la economía producen un corpus accesible, que no exige conocimientos previos.

Aunque encontraremos fragmentos de los Santos Tomás y Agustín o los escolásticos salmantinos, hay en la Economía básica para católicos más de economía que de teología. En ese sentido, se asemeja más a los estudios de escolástica de Grice-Hutchinson que a los escritos distributistas de Chesterton.

Se enmarca el libro dentro de la colección del Buey Mudo sobre economía que nos ha brindado libros tan estimables como el de Las raíces cristianas del libre mercado de Chafuén; La Iglesia y la Economía de Woods; o Los límites de la cordura de Chesterton, aunque el de Gregg sea el más sencillo de todos y nos ofrezca claves para comprender los demás. Un instrumento, en definitiva, para que el lector católico se posicione frente a los problemas básicos de la economía.

Pluma en Ristre de Leonardo Castellani, en La Gaceta

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Pluma en Ristre es una colección de artículos recogidos por Juan Manuel de Prada, quien avisa en el prólogo de la expresividad, la erudición y el humor de Leonardo Castellani. Acierta el zamorano, ya que estamos frente a un autor que sigue – y no desmerece, lo cual son palabras mayores – el estilo chestertoniano de coger lugares comunes, ideas y dichos y darles la vuelta para desafiar los dogmas del pensamiento moderno, ejercicio que sólo está al alcance de algunas inteligencias.

Encontramos en el libro las claves de por qué, como se ha dicho, Castellani vivió peleado con todos, salvo con Dios. Su artículo Un Pasito Adelante, por ejemplo, supone a la vez una de las más lúcidas críticas al protestantismo y al Concilio de Trento que se hayan escrito. Castellani no juzga poniéndose del bando que mejor le cobija, sino que analiza sin misericordia todos los lados de un problema. No se sorprenda el lector al enfadarse y adherirse a las tesis de Castellani en un mismo artículo.

No debemos entender por esto que Castellani fuese un heterodoxo. Al contrario, fue un defensor de la más firme ortodoxia católica que tuvo la valentía de decir: “Tal como anda hoy el mundo (…) un mínimo de anticlericalismo es necesario para la salvación eterna”. El comentario, naturalmente, no es a favor de los anticlericales, sino en contra de los malos clérigos; y es desde este prisma que debemos entender a Castellani como un firme defensor de la Fe católica.

Uno de los aciertos del libro, que lo acerca a un buen número de lectores, es la cantidad de temas tratados. Dividido en secciones que versan acerca de conceptos como España, el dinero, la política, el dogma o la cultura; hay algo en Pluma en Ristre para todos, y las minuciosas anotaciones de Prada garantizan el correcto entendimiento de unos artículos que por la inmediatez propia del género, hacen a veces referencias que exigían el buen trabajo de un antologista.

No son sin embargo los artículos de Castellani víctimas de la actualidad. Como los grandes periodistas, sus razonamientos trascienden a tal o cual controversia u adversario, y sus reflexiones se leen como a un Chesterton o un Camba.

Castellani es un autor imprescindible no porque reforzará nuestras opiniones preestablecidas, sino porque nos incomodará: Su inteligencia nos hará sentir a veces descobijados, tal y como le hizo sentir a él.

Written by pursewarden

abril 11, 2011 at 7:29 am